La dictadura vecinal, o cuando el hostelero es un personaje de cuidado
De antiguo existe una complicada relación entre el sector de la hostelería y el resto del cuerpo social: las posadas de Pompeya con sus grafitis subversivos, el patio de Monipodio donde se reunía toda la picaresca sevillana del siglo XVI, la venta de Don Quijote en la que se manteaba a morosos y a locos, la Posada de Jamaica, los cafés liberales del siglo XIX e incluso la cantina de la Guerra de las Galaxias. Posaderos, camareros, barmen, chefs, garçons, mozos de cuadra, repartidores y demás personal auxiliar de un negocio que es tan antiguo como otros que no viene al caso citar, han tenido siempre un halo de leyenda a medio camino entre la mitología y el juzgado de guardia, muy parecido al de otros gremios como el de los molineros, herreros, arrieros o verdugos. Leer más