La televisión en los establecimientos
La amenización audiovisual en los establecimientos lleva décadas generando polémicas, y todo hace pensar que todavía se puede complicar más. A través de la televisión llega a los establecimientos un modelo de amenización (incluido fútbol), cuya recepción está sometida a diferentes costes, costes que se van incrementando en la medida en que se están incorporando nuevas Entidades de Gestión que reclaman una compensación por el uso público de los derechos que gestionan o representan.
El fútbol en los establecimientos de hostelería
Numerosos empresarios se han puesto en contacto con nosotros para informarnos de la recepción de una carta de Movistar en la que (de forma unilateral) anuncia la modificación de sus tarifas; y nos piden opinión…, o piden que se les represente para evitar pagar esos derechos:
a) Hace bastantes años, cuando empezaba este tema, publicábamos un artículo (No es de risa lo de PRISA), en el que ya aventurábamos que se estaba comenzando a sembrar lo que luego sería difícil de anular: sembraban, como bien recordarán muchos, los de Canal Plus / Grupo PRISA, y advertíamos que, aunque al principio la recepción de fútbol en los establecimientos pudiera no estar bien controlada, una vez creada la necesidad vendría la recolección.
b) La Liga vende sus derechos por cifras multimillonarias a un operador, y ese operador, en este caso Movistar, lo pone a disposición de sus sometidos clientes a cambio de un precio para compensar la inversión realizada. Es cierto que fija las tarifas de forma unilateral, pero ellos dirán que de la misma forma el Comercio y la Hostelería establecen sus precios con absoluta libertad: afirmarán que el consumidor tiene la libertad de elegir (sin reconocer que a través de una estrategia se ha creado una cierta dependencia).
En estos momentos, las organizaciones empresariales estamos intentando encontrar alguna fisura legal, incluida la mediación de la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC) a la que pudiéramos acogernos, aunque de momento el único consejo que podemos dar es que cada uno analice el contrato que le vincula con la operadora…, valore sus costes…, estudie hasta qué punto le resulta necesario disponer de fútbol en su establecimiento… y que, seguidamente, decida. Pedir que las organizaciones lo arreglemos, no deja de ser una solución tan cuestionable como si desde las organizaciones dijéramos que lo que hay que hacer es que todo el mundo cause baja en la recepción de este servicio para que la Plataforma que ofrece fútbol adopte una conducta diferente en su política de precios. En todo caso, es una cuestión abierta sobre la que nuevamente informaremos.
La televisión como amenización
En esta modalidad de uso, el problema es similar aunque diferente por el menor coste que supone comparado con la recepción de fútbol; pero ya es importante y se está incrementando:
• Desde hace décadas, la entidad que representa a los Autores y Editores (SGAE), mantiene unas tarifas (en TV), que periódicamente ha ido incrementando.
• Complementariamente, los productores fonográficos (AGEDI) y AIE (artistas, intérpretes y ejecutantes), han ido estableciendo sus compensaciones por gestión de derechos, cuyo cobro lo han encomendado a SGAE.
• Las entidades anteriormente mencionadas, basan su éxito de recaudación en la «existencia del derecho» y en la red de oficinas que tienen para poder gestionar los cobros; y en esta situación, las organizaciones empresariales han intentado establecer pactos para mejorar las condiciones.
• Empieza a vislumbrarse un incremento en los costes al fraccionarse esas entidades o con la aparición de derechos que estaban latentes representados por DAMA, EGEDA, AISGE,…; es decir, existen entidades que aspiran a cobrar a comercios y establecimientos públicos por la cesión de los derechos de quienes representan (productores audiovisuales, directores, bailarines, coreógrafos…, y para qué seguir). Lo cierto es que la acumulación de estos derechos podría llegar a constituir un coste importante que hasta ahora hemos podido evitar (principalmente por la falta de infraestructura recaudatoria de estas entidades); en todo caso, si al final prosperan las aspiraciones de estas entidades, los establecimientos se verán obligados a reflexionar sobre la permanencia de la amenización audiovisual en sus locales (que es diferente de la amenización sonora no visual).
Con estos mensajes pretendemos que la reflexión que hacemos desde las organizaciones sectoriales comience a hacerse también a nivel individual:
• Es comprensible que la amenización acústica (equipo y/o hilo musical), pueda o deba existir para mitigar el silencio de su ausencia en el local.
• Pero es cierto también que, tener aparatos de TV sin voz, puede constituir un coste sobre el que reflexionar, y máxime si hay más de un aparato (AISGE y alguna otra entidad pretenden cobrar en función al número de los mismos).
En el dilema anterior, las organizaciones intentan frenar esas desmedidas apetencias económicas, pero también es cierto que existen colectivos muy vinculados a los sucesivos gobiernos, que presionan para el mantenimiento de la legislación actual, su interpretación más favorable a sus intereses y/o, en todo caso, para endurecer el marco legislativo. Siempre queda la batalla judicial y aspirar que algún juez «comprensivo» alcance a entender que los televisores en un establecimiento de hostelería tienen una importancia residual (fútbol aparte) y no de amparo a las pretensiones de estas entidades, pero, a día de hoy, es casi una utopía.
En la medida en que los gobiernos y los partidos políticos existentes ven con exquisita lejanía este problema, la solución más práctica sería la retirada de todos los aparatos de los establecimientos pero, ¿quién se atreve a pedir ésto?.
Ángel T. Gago
PRESIDENTE