Guerra de sanciones
Recientemente, un medio de comunicación recogía la noticia de unas quejas de hosteleros de una céntrica zona de Bilbao en la que se mezclan diferentes situaciones, que al ser tratadas conjuntamente pueden inducir a confusión.
En dicho artículo se hace referencia a la denuncia, por parte de varios hosteleros, de la diferente “vara de medir” del Ayuntamiento y la Policía Municipal a la hora de sancionar a establecimientos hosteleros tradicionales o a las personas que se arremolinan en las inmediaciones de los bares generando que las calles se conviertan en un “foco ingente de deshechos y ruidos insoportables”.
Explica la situación de los titulares de negocios emplazados en las céntricas calles de Pozas, Doctor Areilza y Alameda Urquijo que reclaman que “a los que cumplimos las leyes nos están machacando a multas por rebasar a veces de forma muy ligera el horario de cierre a fin de que los clientes puedan tomarse tranquilamente la última copa, y en cambio no les molesta que haya gente montando gresca fuera”
Desde el sentido común y la percepción social, creemos que no favorece nada al sector hostelero mezclar en un mismo artículo el que a un establecimiento se le sancione por incumplimiento del horario, o incumplimiento de aforo, con que a otros se les permita actuar bajo conductas incívicas: difícilmente existirán capas sociales que justifiquen el incumplimiento de normas, ni que esos incumplimientos intenten relacionarse con otras situaciones anormales, que en ocasiones son mucho peores.
Es legítimo que todos reclamemos que la calle no se convierta en un estercolero y en un botellón que causa tantos problemas a vecinos y hosteleros, pero esto no está reñido con el cumplimiento por parte del sector hostelero de las normas básicas de horario y aforo.
Creemos conveniente resaltar que el aforo nace en virtud de normas básicas de edificación y protección de incendios que son de ámbito estatal, cuya modificación no es competencia del Ayuntamiento: podrá aplicar esta norma con una mayor o menor tolerancia, pero no modificarla.
Vemos legítimo que en la medida que un establecimiento no cumpla una normativa se le sancione, pero con la misma contundencia reclamamos que se sancione a aquellos que incumplen otro tipo de leyes de convivencia, como la ley que prohíbe el consumo de bebidas alcohólicas en el exterior.